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El tortuoso proceso de vestir al soldado americano

  • Army Tecnology
  • 16 ene 2016
  • 2 Min. de lectura

Cuando al soldado Americano se le suministró el nuevo equipo de camuflaje para la Operation Enduring Freedom en el año 2004, rápidamente quedó claro que no servía para Afganistán. Se trataba del Universal Camouflage Pattern (UCP), que le convertía en un blanco fácil para los insurgentes. Ante esta situación, en 2010 comenzó la entrega del ACU, que tenía otro diseño, de siete colores, conocido como MultiCam que, desarrollado por Crye Precision, se había mostrado eficaz.

Si bien es difícil hacer una correlación entre bajas de los soldados que vestían el fácilmente reconocible pixelado, diseño UCP, entre 2002 y 2004, el US Army Natick Center comprobó y comparó de forma rigurosa cuatro modelos diferentes: Desert All Over Brush, Woodland Track, Urban Track and MultiCam. Pero resulta que el UCP no estaba entre ellos. Los ganadores fueron: con luz del día el Desert All Over Brush; en ambiente boscoso el MultiCam; y el Urban Track en ciudad. Pese a ello, no se seleccionó a ninguno de ellos. El resultado es que once años más tarde y 5 B$ de gasto en el UCP, el Ejército vuelve al tablero de dibujo en un nuevo intento de obtener una familia de diseños de camuflaje. Lo que se estableció para el UCP originalmente: que su diseño, con una pequeña combinación de colores, disimulase la presencia de los soldados en cualquier situación. Para asegurarse que no se repetiría el fiasco del UCP, el Army está sometiendo a varios candidatos al test de uniformidad más riguroso de la historia, implicando en él a miles de soldados de Fort Benning, Fort Polk y del Yuma Testing Ground, que realizan las pruebas de detección a la vista en todo tipo de ambientes. El resultado obtenido hasta la fecha es que, el diseño es importante solamente hasta la distancia de 50 m., más allá de la cual, los colores constituyen el factor más importante. Con este resultado y con las lecciones aprendidas en Afganistán, podría ser una solución la de disponer de un diseño único para uso general y de fondos específicos para cada escenario.

Los criterios para probar los diseños fueron la detección y la fusión con el entorno, en resumidas cuentas, el objetivo es que el enemigo no pueda hacer baja a quien no ve. Esto constituye un multiplicador en combate. Tras algunos intentos y desacuerdos con las compañías fabricantes, el Ejército no está aún en condiciones de confirmar la situación, si bien fuentes oficiales parece que están considerando crear un modelo digitalizado basado en el MultiCam. Todo el tema del equipamiento al soldado es muy sensible, ya que participan diferentes agencias en cada unos de los pasos que se dan, lo que llega a transformarlo en una decisión política. Resulta curioso que cada vez que se plantea el tema del camuflaje, la opinión pública se pregunta: ¿Por qué si los medios están llenos de soluciones futuristas, tales como la invisibilidad o el camaleonismo, los militares siguen usando ropa impresa al viejo estilo?. De hecho, en 2008, el US Army Research Office y el National Science Foundation's Nano-Scale Science and Engineering Centre proporcionaron fondos a la Universidad de California para la investigación y desarrollo de materiales que pudieran hacer invisibles a las personas y las cosas, redirigiendo la luz y otras radiaciones electromagnéticas de forma que las rodearan. Otro enfoque tuvo lugar en 2014, cuando la compañía Cabelas presentó una ropa de camuflaje que cambiaba de color con la temperatura para que hiciera juego con la vegetación, que funcionó, excepto a bajas temperaturas que adoptaba tonos marrones. Pero dadas las ingentes cantidades a las que se hace la compra de uniformes, los fallos técnicos son algo que quita el aliento. ¿Qué pasaría si vistiendo un traje invisible se agotaran las baterías, o si un soldado oculto entre las hojas del otoño sube de temperatura y cambia el color de su uniforme a un verde veraniego? El mismo tejido del uniforme es el resultado de años de investigación. Aunque el trato que se le da resulte en roturas y desgarros, se reparan o sustituyen rápidamente. Además, resulta dudoso que soluciones high-tech sean cómodas y compatibles con el resto del equipo o que puedan ser tratadas con repelentes de insectos o retardadores del fuego. Por tanto, la decisión que tome el Ejército acerca del nuevo modelo de camuflaje será un proceso lento y complejo y cargado de complejidades políticas, pero se esperaba una decisión para antes de finalizar 2015. Si el nuevo uniforme proporcionara al soldado la protección contra la detección que se espera, será la innovación más importante nunca vista.

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